August 26, 2014
“When I use a word,” Humpty Dumpty said, in rather a scornful tone, “it means just what I choose it to mean—neither more nor less.” “The question is,” said Alice, “whether you can make words mean so many different things.” “The question is,” said Humpty Dumpty, “which is to be master—that’s all.”
—Lewis Carroll (Charles L. Dodgson), Through the Looking-Glass (1934), 205. First published in 1872.
Can it be said that art has a consciousness of its own? And if such a consciousness were independent of us, where would it place us in relation to itself?
We, The Outsiders revolves around a single work—a gigantic egg—by Argentinian artist Federico Manuel Peralta Ramos that provides a title and script for an exhibition that investigates where consciousness begins and ends in relation to art. Titled Nosotros afuera [We, the Outsiders] (1965), the egg is a microcosm of the space of creation that we cannot immediately access, and it silently remaps and inverts our understanding of what is inside and what is outside of consciousness and creation. This gigantic egg marks more of a beginning than an end, but also a moment when the artist declared himself tired of language. He and he alone can decide on the meaning of words. Yet if he remains the only one who knows the meaning, the whole process may end up a radically solipsistic effort.
Peralta Ramos’s egg shares the room with German filmmaker Lutz Mommatz’s film, Markeneier (1967); Argentinean artist Eduardo Navarro’s travelogue to the core of a volcano, and works by Polish painter Agnieszka Brzeżańska. Very little documentation remains of the piece Peralta Ramos created as his contribution to the final Instituto Torcuato di Tella show in 1965. The few black-and-white photographs that exist show the large egg alone with its maker on a thin plinth on the gallery floor. There are some dark areas in the plaster; the piece was not entirely dry at the time of the show. Surviving friends who saw the piece recall that the work was made in such a hurry that it broke immediately after the jury declared it the winner of that year’s Di Tella Art Prize. A relative of Peralta Ramos similarly remembers that the artist miscalculated the tension between the metal structure and the plaster skin, and the piece imploded immediately after the award ceremony. Yet there is also a picture that shows Peralta Ramos destroying the piece himself. Either way, the work was too large to be moved as it was made inside the gallery space, and was always fated for destruction.
The egg stood in front of us—all of us, people from the past as well as the future—and renamed and reinvented the world anew. Peralta Ramos changed the rules and altered the universe that day in Buenos Aires, which might explain why he abandoned painting and sculpture shortly after, instead staging many social gatherings and writing maxims on café napkins over long afternoons in Buenos Aires. He did not stop making art; rather, he started making it from the other side.
Curated by Chus Martínez
Agnieszka Brzeżańska was born in 1972 in Gdansk. She lives and works in Warsaw and Berlin. Recent solo exhibitions include Nomas Foundation, Rome, 2012; Kunsthaus Baselland and DAAD Galerie, Berlin in 2010. Her monograph, L’artiste, Le Modèle et La Peinture, was published in 2010 by Sternberg Press.
Lutz Mommartz is a pioneer of the film genre known as “other cinema.” From 1978 to 1999, he was a professor of film at the Kunstakademie Münster. He lives and works in Germany, dividing his time between Düsseldorf and Berlin.
Eduardo Navarro lives and works in Argentina, where he studied from 2003–2005 with artist Guillermo Kuitca in the Program for the Visual Arts C.C.R.R.. Navarro has had solo exhibitions in Buenos Aires and London and has taken part in numerous group shows in South America, Europe, and New York.
Federico Manuel Peralta Ramos (1939–1992) was a self-taught Argentinean artist. In 1968, he used his Guggenheim Fellowship funds for a lavish dinner and to acquire some paintings. The institution’s reaction provoked Federico to write the Mandamientos Gánicos, a series of contradictory commandments displaying an aesthetic program on how to take life as an artwork. After 1969, Peralta Ramos appeared and carried out performances on TV shows, and in 1970, he recorded what he called his “non-figurative songs.”
A second chapter of “We, the Outsiders” will open at MALBA | Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Argentina in 2015.
For further information please contact magdalena [at] e-flux.com
Reviews
“WE, THE OUTSIDERS. REPONIENDO EL HUEVO DE FEDERICO MANUEL PERALTA RAMOS”, Artishock
We, The Outsiders , curada por Chus Martínez para el espacio de e-flux , en Nueva York, gira en torno a una sola obra: el famoso huevo gigante del artista argentino Federico Manuel Peralta Ramos . La escultura ovoide original, de 260 x 450 centímetros, fue construida in situ en el Instituto Torcuato Di Tella de Buenos…
We, The Outsiders, curada por Chus Martínez para el espacio de e-flux, en Nueva York, gira en torno a una sola obra: el famoso huevo gigante del artista argentino Federico Manuel Peralta Ramos. La escultura ovoide original, de 260 x 450 centímetros, fue construida in situ en el Instituto Torcuato Di Tella de Buenos Aires, en 1965, utilizando material desplegado y yeso. La obra, ahora recreada, sirve a la curadora como título y guión para esta exposición que investiga dónde comienza y dónde termina la conciencia en relación con el arte.
Titulado Nosotros afuera [We, the Outsiders] (1965), el huevo es un microcosmos del espacio de creación al que no podemos acceder de inmediato y, silenciosamente, invierte nuestra comprensión de lo que está dentro y lo que está fuera de la conciencia y la creación. Este huevo gigantesco marca más un principio que un final, así como un momento cuando el artista declaró estar cansado del lenguaje.
Nosotros afuera comparte la sala con la película Markeneier [Huevos de Marca] (1967), del cineasta alemán Lutz Mommartz; un cuaderno de viaje al núcleo de un volcán del artista argentino Eduardo Navarro; y obras de la pintora polaca Agnieszka Brzeżańska.
Hay muy poca documentación de la pieza creada por Peralta Ramos para la muestra del Premio Nacional del Instituto Torcuato Di Tella de 1965. Las pocas fotografías en blanco y negro que existen muestran al gran huevo solo con su fabricante, sobre un plinto delgado en el piso de la galería. Hay algunas áreas oscuras en el yeso; la pieza no estaba completamente seca al momento de su exhibición. Amigos de Peralta Ramos que le sobreviven y que vieron la pieza recuerdan que ésta se hizo de forma tan apresurada que se rompió inmediatamente después de que el jurado la declarara ganadora del Premio Di Tella ese año. Un pariente de Peralta Ramos recuerda igualmente que el artista calculó mal la tensión entre la estructura metálica y la piel de yeso, por lo que la pieza implosionó inmediatamente después de la ceremonia de premiación. Sin embargo, también existe una foto que muestra a Peralta Ramos destruyendo él mismo la obra. De cualquier manera, el trabajo era demasiado grande como para ser transportando ya que se hizo dentro del espacio de la galería, es decir, que siempre estuvo destinado a la destrucción.
Peralta Ramos cambió las reglas y alteró el universo ese día en Buenos Aires, lo que podría explicar por qué abandonó la pintura y la escultura poco después, para embarcarse en la puesta en escena de muchas reuniones sociales y escribiendo máximas en las servilletas de un café durante largas tardes en Buenos Aires. No dejó de hacer arte; más bien, comenzó a hacerlo desde el otro lado.
Federico Manuel Peralta Ramos
Artista plástico, cantor, filósofo, poeta, actor y show-man, entre otras labores, son las que hacen de Federico Peralta Ramos un conocido personaje porteño. Luego de culminar los estudios secundarios en su ciudad natal, continúa con la tradición familiar y cursa Arquitectura en la Universidad Nacional de Buenos Aires, carrera que abandona a fin de dedicarse al arte de modo autodidacta.
En 1960 concreta exitosamente su primera muestra individual en la galería Rubbers, después de realizar varios viajes por el país y por Latinoamérica. Allí presenta un conjunto de pinturas próximas a la abstracción lírica, donde las manchas de color intervenidas de modo arbitrario remiten a formas del mundo vegetal.
Desde entonces, sus obras abandonan el carácter barroco tornándose en ascéticos trabajos monocromáticos en los que el artista incorpora tridimensionalidad a través de la aplicación de material pictórico sobre la superficie, recurso estético que se torna protagonista en sus creaciones.
No obstante, la muestra realizada en la galería Witcomb en 1964 representa un punto de inflexión en la obra del artista. Debido a las colosales dimensiones, sus pinturas deben ser serruchadas y, por lo tanto, apoyadas contra las paredes. En este hecho se hacen presentes ciertas estrategias y elementos que caracterizarán su producción posterior, tales como el azar, la desacralización de la obra de arte y el humor.
En 1965, ya con un lugar ganado en la plástica local, el artista es invitado para participar en el Premio Nacional Instituto Di Tella, donde lleva a cabo una de sus obras más conocidas y comentadas: Nosotros afuera. Integran esta propuesta una pintura que cubre toda la pared, un obelisco, y un huevo de 260 x 450 cm construido in situcon material desplegado y yeso, el cual se resquebraja y descascara a medida que los días transcurren frente a un público estupefacto que se pregunta sobre la existencia del enigmático oviforme que, finalmente, es destruido por su autor para poder ser retirado del establecimiento.
Avalado por el arquitecto Clorindo Testa, Peralta Ramos obtiene, en 1968, la Beca Guggenheim en la Sección Pintura. Consecuentemente, con el primer envío de dinero el artista organiza una cena para sus allegados más íntimos en el lujoso Hotel Alvear. Dos cartas dirigidas a Mr. James Mathias de la John Simon Guggenheim Foundation son las que el artista escribe para dar cuenta de este hecho y de otros posteriores. En la primera de ellas, fechada el 14 de junio de 1971, declara: “…en vez de pintar una comida, di una comida”. Asimismo, informa que el dinero restante de la beca ha sido empleado en la compra de trajes, pago de deudas, compra de pinturas que regala a amigos y familiares, entre otros. La segunda carta –con fecha del 12 de julio de 1971- es escrita como respuesta ante el asombro negativo de la fundación, que pide se le devuelva su dinero. Allí el artista se niega a ello ya que ese acto significaría ir en contra de sus principios.
Estas acciones de Peralta Ramos encuentran su justificación en su fuerte convicción acerca del fin de la contemplación estética y de la desintegración del arte en la vida cotidiana. Ideas que marcan la culminación de su período pictórico para dar paso a una nueva etapa de producción, donde las estrategias conceptuales son las utilizadas para intervenir en el campo artístico. Entrando en los años 70, el artista privilegia la idea por sobre la concreción de la obra, y sustituye el objeto estético por el discurso en reiteradas ocasiones. Ejemplos respectivos de ello son un libro no publicado de secciones inverosímiles, y Cuidado con la pintura, exhibición de 1971 que se convierte en el puntapié de una serie de obras donde Peralta Ramos privilegia el uso de la escritura.
Sin embargo, su gesto más audaz se manifiesta en la muestra El objeto es el sujeto, llevada a cabo en el CAyC por invitación de Jorge Glusberg. Allí expone la obra rechazada ese año en el Salón Nacional: él mismo se presenta como obra de arte acompañado por la leyenda Voy a venir de visita pintada en un papel de 10 metros. Desde entonces Peralta Ramos se dedica a vivir en arte transformándose en su propio objeto artístico. Gestos, acciones y actitudes pasan a ser el basamento de la producción del artista a lo largo de de esos años.
De su producción de la década del 80 destacan una exhibición de dibujos mínimos en la galería Arte Múltiple (1981), la muestra El arte en la gastronomía (1981), y La salita del Gordo en el Centro Cultural Recoleta (1982), donde se sienta a dialogar con quien pasara a visitarlo.
La última muestra individual es llevada a cabo en la galería Altos de Sarmiento, en 1989, donde se expone a sí mismo durante quince días en un salón vacío pintado de blanco.
Paralelamente a su producción plástica y de un modo indisoluble, Peralta Ramos se desarrolla en otras disciplinas artísticas: canta y realiza pequeñas acciones en locales nocturnos donde es habitué, y trabaja en el programa televisivo Tato siempre en domingo, conducido por el humorista Tato Bores, a quien conoce a través de su amigo Ernesto Deira. Allí recita poemas y canta sus canciones no figurativas de extrañísimos nombres. Con estas últimas participa en unas sesiones realizadas en el Teatro Payró, organizadas por el DJ Edgardo Suárez grabando su primer y único disco con dos temas de su autoría. También -hacia fines de la década del 60- crea una religión: la religión gánica. Ser gánico apela a hacer siempre lo que uno tiene ganas de hacer. Así lo demuestran los 23 mandamientos publicados por el artista y repartido entre sus amistades.
En los 80, además de continuar junto con Tato Bores en televisión realiza shows propios exhibiendo su carisma y dotes de monologuista, y participa en los filmes del cineasta argentino Alejandro Agresti, El hombre que ganó la razón y El amor es una mujer gorda, en 1984 y 1988, respectivamente. También escribe artículos para la revista La Semana de Buenos Aires. Allí, Federico Manuel Peralta Ramos plasma con humor, lucidez y creatividad tanto vivencias y anécdotas personales como su idea y visión acerca de diversos temas tales como las mujeres, la creación del universo y el arte.
“WE, THE OUTSIDERS”, The New Yorker
The centerpiece of one of the most bizarre shows this season is a gigantic white egg, conceived by the Argentinean artist Federico Manuel Peralta Ramos, in 1965. (The original fell apart shortly after it won the grand prize at a juried show in Buenos Aires and is re-created here.) The artist, who died in 1992, was an inveterate prankster, and the egg…
The centerpiece of one of the most bizarre shows this season is a gigantic white egg, conceived by the Argentinean artist Federico Manuel Peralta Ramos, in 1965. (The original fell apart shortly after it won the grand prize at a juried show in Buenos Aires and is re-created here.) The artist, who died in 1992, was an inveterate prankster, and the egg comes across as conceptual slapstick. In its orbit are newer, equally loopy works, including a mannequin in a flameproof suit, by Ramos’s fellow-Argentinean Eduardo Navarro. Rounding out the show is a 1967 film by Lutz Mommartz, featuring eggs spinning like dervishes. Through Nov. 1.